LEGE

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domingo, 19 de diciembre de 2010

REFLEXION: LOS DOS SACOS

Hay una antigua leyenda acerca de tres hombres, cada uno de los cuales, cargaba dos sacos, sujetos a sus cuellos, uno al frente y el otro a sus espaldas.

Cuando al primero de ellos, llamado Juan, le preguntaron que había en sus sacos, el dijo: "Todo cuanto de bueno me han dado mis amigos se halla en el saco de atrás, ahí fuera de la vista, y al poco tiempo olvidado." El saco de enfrente contiene todas las cosas desagradables que me han acontecido y, en mi andar, me detengo con frecuencia, saco esas cosas y las examino desde todos los ángulos posibles. Me concentro en ellas y las estudio. Y dirijo todos mis sentimientos y pensamientos hacia ellas.

Cuando al segundo hombre llamado Pedro, le preguntaron qué era lo que llevaba en sus dos sacos, el respondió: "En el saco de enfrente están todas las buenas acciones que he hecho. Las llevo delante de mí y continuamente las saco y las exhibo para que todo mundo las vea. Mientras que el saco que llevo atrás, contiene todos mis errores. Los llevo consigo a dondequiera que voy. Es mucho lo que pesan y no me permiten avanzar con rapidez, pero por alguna razón, no puedo desprenderme de ellos."

Al preguntarle a Luis, el tercer hombre sobre sus sacos, él contestó: "El saco que llevo al frente, está lleno de maravillosos pensamientos acerca de la gente, los actos bondadosos que han realizado y todo cuanto de bueno he tenido en mi vida. Es un saco muy grande y está lleno, pero no pesa mucho. Su peso es como las velas de un barco "lejos de ser una carga" me ayudan a avanzar. Por su parte, el saco que llevo a mis espaldas está vacío, pues le he hecho un gran orificio en el fondo. En ese saco, puse todo lo malo que escuché de los demás así como todo lo malo que a veces pienso acerca de mí mismo. Esas cosas se fueron saliendo por el agujero y se perdieron para siempre, de modo que ya no hay peso que me haga más penoso el trayecto."

En consecuencia, como el primer hombre que era Juan, siempre se estaba deteniendo para reflexionar sobre las cosas desafortunadas que le habían sucedido en el pasado, lo que lograba avanzar era muy poco ya que se detenía todo el tiempo a ver y analizar todo lo desagradable que le había pasado de manera que su tiempo era desaprovechado y no le permitía avanzar, además las cosas buenas que sus amigos le habían dado las llevaba atrás, sin darle importancia y lo dejo olvidado. Una persona que se estanca en sus malas experiencias nunca puede avanzar al éxito y mucho menos si ha dejado en el olvido los buenos recuerdos que tiene en su vida. Nos indica entonces que Juan era un hombre muy frustrado y con una autoestima muy baja, situaciones que jamás nos dejaran avanzar.

Pedro por su parte llevaba al frente las cosas buenas y todas las buenas acciones, eso está bien a diferencia de Juan pero no las llevaba al frente con objeto de recordarlas siempre y ser una mejor persona sino con objeto de enseñárselas a los demás para que las vieran, pero a caso es necesario exhibir las buenas acciones?, las buenas acciones no se exhiban, la gente las observa sin necesidad de ponérselas en la cara, eso dice que era Pedro un hombre muy presumido y jactancioso, y ambas cosas son defectos grandes en las personas. Por otro lado llevaba todos sus errores cargándolos en su espalda, pero es que realmente los errores no debemos cargarlos, debemos cambiarlos, si Pedro arrastra a todo lugar sus errores como es posible que mejore su forma de pensar y ver las cosas, los errores hay que reconocerlos pero no seguirlos arrastrando con nosotros, sino que al contrario debemos desprendernos totalmente de ellos, ya que posiblemente a causa de ellos hemos hecho daño a personas que queremos y seguramente a nosotros mismos. Si Pedro sigue cargando sus errores no podrá avanzar porque estos harán que él siempre fracase pues cometerá los mismos errores una y otra vez.

El tercer hombre es Luis, quien lleva su saco muy grande al frente lleno de maravillosos pensamientos de la gente y de actos bondadosos, todo lo bueno que ha tenido y hecho en su vida, y lleva atrás un saco vacio, con un gran orificio al fondo y donde deposita todo lo malo que él piensa de otras personas y de el mismo. Considero que todos deberíamos cargar de esta forma nuestros dos sacos, llevando cosas buenas al frente que nos permitirán ser feliz nosotros mismos y hacer feliz a los demás, a pesar de ser un saco grande en vez de ser una carga nos permite avanzar y obtener muchas más oportunidades en la vida, siendo personas correctas y responsables de nuestros propios actos, y se vuelve muy conveniente llevar el saco con las cosas malas en la espalda, pero no se trata de llevarlas cargando si no de superarlas, por ello el saco debe estar roto para que puedan desprenderse de nosotros sin que nos pesen ni nos estorben en el trayecto de nuestro camino, esto nos permite aprender de todo lo malo que nos ha sucedido y tener una autoestima que nos permita avanzar por la vida sin problemas, no debemos dejar que pasen esas cosas malas y no obtener ninguna experiencia de ello, debemos ser críticos y evaluarnos y determinar porque actuamos así y cual fue nuestro error para poder cambiarlo y aprender de ello.

Debemos aprender a abordar nuestras preocupaciones y no dejar que condicionen nuestra vida, nuestro saco debe estar lleno de cosas buenas y positivas. Para ser feliz debemos detenernos en pequeñas cosas que suceden en la vida, detenernos y observar el lindo amanecer por lo menos una vez al día, mirar a la gente a los ojos y decir con nuestra mirada que tenemos los mejores deseos para ellas, elegir a nuestros amigos y ser fieles a ellos, evitar a las personas negativas ya que son personas que tienen siempre un problema para cada solución, hay que dar una buena impresión desde la primera oportunidad, debemos mostrar respeto por todas las personas y en especial aquellas que realizan trabajos más pesados que el nuestro, aprender que el compartir con los demás nos hace feliz descubriendo la alegría de ser útil al prójimo ya que el que una persona sea rica no significa que tenga mucho éxito, aprendamos a no perder el sentido del humor y reírnos de nuestros propios errores, nunca olvidar que el silencio a veces es la marjor respuesta , nunca debemos obviar buenas ideas solo porque detestamos la persona de quien viene.

En conclusión debemos recordar que la felicidad no es una meta sino un camino, un camino que debemos disfrutar mientras lo recorremos, al final la gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo, sino es aquella que simplemente disfruta al máximo de todo lo que Dios pone en su Camino.

autora: YESSY EVELIN RIVAS CASTILLO

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