LEGE

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miércoles, 8 de septiembre de 2010

EL CONSEJO CUATRO

“No remuevas los linderos antiguos que pusieron tus padres.”.

Proverbios: Cap. 22 Verso 28.

Muchas personas piensan que el consejo en realidad quiere decir que no hay que cambiar la forma de pensar que tenían nuestros padres, es decir, lo toman como simbólico y que se refiere a no sobre pasar los límites de comportamiento que nuestros padres nos enseñaron.

Entiendo que dicha perspectiva es muy buena pero no concibo este consejo en ese sentido, sino más bien el consejo tiene un contenido mucho más literal.

En la sociedad agrícola del rey Salomón las delimitaciones de los terrenos se realizaban y quedaban establecidas por la tradición y no por un registro de la propiedad; no existían remediciones, no existían escrituraciones, etc. por tanto los linderos establecidos por los antepasados eran muy importantes, y sin embargo, los hijos, es decir los descendientes de aquellos que habían adquirido la tierra, en determinado momento llegaban a pensar que su padre no había realizado un buen trabajo al demarcar los linderos y se daban a la tarea de removerlos y establecerlos adecuadamente según ellos lo consideraban.

Dichas actitudes irremediablemente aparejaban disputas con los vecinos, quienes evidentemente veían afectados sus derechos de propiedad.

En la actualidad nada puede hacer mejor las veces de “La Manzana de la Discordia” entre vecinos como la delimitación y respeto de las heredades.

El consejo de no remover linderos va más allá de las acciones civiles que evidentemente se refieren a la adecuada convivencia con vecinos. También hace referencia al respeto del padre, es decir, al remover los linderos, los descendientes estaban asegurando con esa acción que sus ancestros se habían equivocado al momento de realizar el negocio jurídico.

Para entender ello debemos meditar en cómo los israelitas adquirieron la tierra. Después de entrar en la tierra prometida de Canaán, las tribus israelitas se dividieron la tierra y cada familia se asentó de acuerdo a sus necesidades, los descendientes de esa familia crecieron en esas tierras, y posteriormente estudiando los casos los hijos de estos colonos consideraban que se les había entregado demasiado poco a su familia y se daban a la tarea de remover linderos. Eso contenía un cierto menosprecio por la opinión de sus padres quienes habían consentido en adquirir los inmuebles con las delimitaciones que se les adjudicó en aquella época.

Los “padres” habían pactado, habían consentido y habían recibido su porción de terreno y ahora los hijos venían a reclamar considerando que no era justo aquello en lo que sus padres habían consentido, en otras palabras decían: “mi padre no sabia lo que hacia”, “Se equivocó”, “debió hacer las cosas mejor”. Etc.

El consejo del sabio va definitivamente más allá, involucra el respeto a la opinión de sus padres, a sus contratos, a sus pactos antiguos, los cuales, el Rey recomienda no echen por tierra para que no se acarreen problemas familiares y vecinales.-

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