LEGE

LEGE

lunes, 16 de agosto de 2010

El Consejo Tres

“No seas de los que se comprometen y salen fiadores de deudas. Si no tienes con qué pagar, ¿Por qué han de quitar tu cama de debajo de ti?”.

Proverbios: Cap. 22 Versos 26-27.

Ningún aspecto del ejercicio de la abogacía me ha parecido más insatisfactorio como el juicio ejecutivo de fiadores. Tener que accionar en contra de personas que por su buena fe en un familiar o amigo han sido garantes de pago pero que al final por una razón u otra han sido ellos quienes han tenido que pagar.

En particular recuerdo el caso de María Soledad, una mujer madre de dos hijos de cinco y seis años, soltera y de unos cuarenta años. Vivía en una casa de arrabal y se sostenía haciendo tortillas para vender; en medio de su pobreza había aceptado ser fiadora solidaria de su prima Esperanza, quien vivía tan sólo a unas casas de la suya.-

En mi ejercicio tuve que gestionar el cobro mientras actuaba como representante de una empresa financiera, mi deber no era más que el de entablar el juicio ejecutivo, la financiera por medio del departamento de cobros ya había, según ellos, agotado todas las instancias sin resultado alguno, la deuda seguía sin pagarse y Esperanza no aparecía por ningún lado. La ejecución era inminente para María Soledad, sin embargo, decidí hacer algo inusual y me apersoné a su casa, efectivamente Esperanza había desaparecido, algunos decían que se había marchado con un hombre hacia Honduras y otros que hacia Los Estados Unidos, el hecho es que María Soledad tenía que pagar.

La Biblia, escrita hace más de cuatro mil años y consignando la sabiduría del Rey Salomón, afamado por su cordura, registró un consejo mas: “Si no tienes dinero… ¿Por qué te han de quitar la cama de debajo de ti?, Afortunadamente la cama es inembargable, pero la idea del proverbio es más que clara.

A veces es difícil decir no cuando de realizar un favor se trata, nos sentimos sumamente altruistas al respaldar a amigos o parientes cuando contraen deudas con el evidente propósito de no caer en mora, pero las situaciones no siempre resultan como pensamos y en muchas ocasiones el amigo garante se ve en la necesidad de convertirse en el pagador.

Entiendo que el consejo del sabio no es tajante: “no seas fiador nunca”, sino más bien, “si no tienes dinero no seas bobo”… en realidad si no tenemos con qué pagar nuestras propias deudas porque habríamos de asumir las ajenas.

En este mundo moderno muchas amistades, parentescos y hasta cariños se ven deteriorados por el dinero, y en general por el dinero que se debe. Al adquirir una responsabilidad de garantes debemos preguntarnos en primer lugar “¿Estoy dispuesto a pagar llegado el momento?, por desgracia muchos fiadores no se preguntan eso y esperan que el deudor principal “siempre pague”, se ven chasqueados, ofendidos y hundidos en problemas y desajustes financieros cuando les toca pagar a ellos, pues el deudor principal simplemente no lo hizo, nunca se plantearon esta posibilidad y ahora se ven abatidos.

Al adquirir una obligación debemos plantearnos siempre “¿qué sucedería en el peor de los casos?” y si estamos dispuestos a afrontar ese “peor de los casos” entonces, y únicamente entonces podemos afrontar la responsabilidad.

Ese fue mi último caso en ese trabajo, incluso renuncié sin llevarlo a cabo, no es precisamente de mis mejores empresas, y nunca había hecho gala de la experiencia de aquel empleo en el que duré no más de tres meses, era un trabajo sucio, y sé que alguien tenía que hacerlo, sin embargo decidí que no sería yo.

viernes, 6 de agosto de 2010

El consejo 2 del Rey.

“No entres en amistad con el iracundo ni andes con el hombre de enojos para que no aprendas sus maneras y te veas enlazado” Proverbios: Cap. 22 Versos 24-25

A la hora de elegir amigos estamos ante un momento tan crucial y personal que no soportamos que nadie se involucre en nuestras elecciones, detestamos que nuestros padres u otros amigos nos digan quien es bueno o quien no para nosotros, ¡Qué saben ellos!, y sin embargo, a veces, aunque nos duela admitirlo, cometemos errores. Algunos van por la vida sin considerar que tienen amigos, pasan por el mundo pensando que la verdadera amistad no existe por que alguno o alguna les ha hecho una mala jugada en el pasado y ha destruido su confianza en la humanidad, otros por el contrario van creyendo que cada persona a quien conocen se convierte en su amigo, en especial cuando estas tienen cierta posición social envidiable, el hecho es que no hay nada más duro que descubrir que aquel o aquella que creíamos amigo/a no lo es, y nada tan maravilloso como encontrarte con que aquellos que ni siquiera sospechábamos que nos aprecian en realidad sienten mucho cariño por nosotros.- El problema de la amistad es que no podemos evitar la ley de la influencia, todos tenemos el poder de influir en otros y por ende los otros también sobre nosotros, es algo tan imperceptible que muchos jamás se dan cuenta, pero seguramente somos actualmente una sumatoria de nuestros amigos del pasado, es decir de sus gestos, sus reacciones y aunque no lo quiera nadie admitir… de sus formas de pensar, por eso el consejo dice que evitemos a al iracundo, pero dice la razón, para que no aprendamos sus maneras, lo cierto es que no sólo al iracundo, el sinvergüenza, la resentida, el holgazán, por desgracia son características que algunos de nuestros amigos tienen y en muchas ocasiones no podemos hacerlos cambiar. Tarde o temprano nos convertiremos en ellos, es la ley de la vida.